Doy gracias por tenerte en mi vida, por tenerte, no por poseerte.
Porque hayas decidido ser compañera mía.
Porque me haces sentir especial, porque eres especial.
Por poder ver todos los días tu mirada suprahumana, tus infinitos rizos azabaches, tu piel tostada.
Por tu risa verdadera de niña malévola.
Porque a tu lado tengo menos miedo y me siento menos sólo.
Porque te ríes de mis chistes sin gracia.
Por tu bondad.
Doy gracias por tu existencia y porque el azar haya hecho que nuestras vidas se crucen para llenarlas con amor.