Regresar del Hades

Encerrado en este mundo de barrotes invisibles que no permiten la escapatoria hacia delante.
Surcar el cielo y el infierno sin dejar que nada me empape.
Nacido rey; esclavizado por el mar del olvido.
Querer sacar la furcia del odio, rodearme de flores de amor.
Beber del manantial del conocimiento. Y Avanzar, adelante, siempre adelante hacia un mundo nuevo. Un mundo ya conocido, pero olvidado por las sinapsis del rencor.
Pero respiro, estoy vivo, todavía respiro. Intentando seguir el camino de la llama azul del corazón.
Nada funciona, todo falla, y se rompe como una roca atravesada por un rayo.
Como un bebé de mil años solo quiero dormir en los campos del Parnaso rodeado de música tocada por ninfas danzantes.
Ojos nuevos, que los míos están cansados, cansados como Sísifo subiendo una y otra vez la roca pesada sobre sus espaldas sin descanso posible.
Regresar del Hades con la única guía de las entrañas.

Me gustaría parafrasear a Carlos Castaneda «Sólo los caminos del corazón son los que merecen la pena ser recorridos».

Me voy a atrever a insertar un dibujo de juventud.

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